Con un rostro distinto
El mundo ya no será el mismo después del Covid-19 y la actividad deportiva a nivel profesional, que solía ser la alegría y distracción de millones en el mundo, quedó sesgada a la oscuridad total por muchos meses. El deporte es inherente a un espacio de interacción próxima, tanto para quienes lo practican como para quienes lo contemplan, por lo que en el futuro inmediato el concepto de normalidad no existe.
El ciclismo profesional busca la supervivencia. Foto A.S.O./Pauline BALLET
Las carreras de ciclismo son eventos del más completo manejo logístico y curiosamente fueron el último evento celebrado en el mundo deportivo que se cerró el 14 de marzo con una recortada y contenida Paris Niza. Aunque la organización fue criticada por llevar al límite la carrera a pesar de las crecientes restricciones mundiales, también funcionó como un laboratorio para posibles escenarios que, aun con el regreso medido de varias actividades económicas, tendrán que adaptarse seguramente.
En esa ultima carrea en territorio francés se limitó el acceso de público en salidas y llegadas, así como un estricto condicionamiento del contacto de la prensa con los ciclistas, la “no firma” física en la mesa de control y no entrevistas en dicha zona.
Aunque quizás para las nuevas fechas propuestas la situación no sea de alta gravedad, pensamos que varias directrices continuarán siendo la norma. La distancia entre personas y uso de tapabocas serán una norma que las instituciones de salud mundial recomendarán más allá de 2020.
Mucho se ha analizado sobre la situación económica de diferentes deportes profesionales ante la falta de exposición e ingreso de recursos, pero en el caso del ciclismo casi todo esta condicionado a la celebración del Tour de Francia. Es la carrera emblema del ciclismo de ruta, la que maneja millones de dólares por derechos de transmisión y la que tiene mayor impacto mediático en el mundo. Sin esta vitrina, los patrocinadores de la carrera –que tienen participación de entre 100 mil y 500 mil euros—y de los mismos equipos tendrían poco incentivo para valorizar su inversión, la cual podría incluso devaluar el concepto de la carrera para las marcas. Como punta de la pirámide del Tour se ramifica la sobrevivencia de otras carreras, aunque tampoco es garantía.
Otro gran reto más allá de la calendarización es la logística de movilidad de personal. Ningún equipo tiene a todos sus elementos en una misma ciudad o país. El cruce de fronteras aún requerirá de retenes salubres y seguramente cada escuadra tendrá que asegurar que todos integrantes hayan guardado los respectivos confinamientos y hasta seguramente controles para verificar que nadie es portador.
Por eso es tan importante buscar el acuerdo con las otras tres grandes vueltas del calendario para que a partir de ese eje se pudiera reorganizar en la medida de lo posible el resto del calendario histórico, por principio de cuenta, el World Tour a continuación y luego el UCI Internacional.
Sin el objetivo de los Juegos Olímpicos para muchos corredores, el que las tres grandes tengan otro orden y quizás otra fisonomía puede darles la oportunidad a casi todos los integrantes de los equipos para tratar de llevarse kilómetros oficiales en las piernas antes de que termine el año.
Aunque las fechas del Tour de Francia quedaron modificadas de agosto 29 al 20 de septiembre, la actividad del calendario World Tour quedó abierta –por lo pronto—para el 1° de agosto por lo que se hay por lo menos 3 semanas para aprovechar el regreso a la carretera con algunas carreas como el Critérium Dauphiné (el Tour de Suiza quedó cancelado hasta 2021) y otras que pueda servir de calentamiento a la ronda francesa.
El recorrido del Tour no sufrirá modificaciones a su trazado y ventajosamente esta 107° edición no contempla un solo cruce de frontera. Probablemente la definición de las fechas del Giro de Italia y la Vuelta a España también estén sujetas a que ambas carreras tenían planeadas sus etapas de apertura en otros territorios (Hungría y Holanda respectivamente). Hasta donde sabemos el Giro planea compensar esas tres primeras etapas en el sur de Italia para completas las 21 etapas y la Vuelta, que será programada seguramente hasta noviembre también deberá replantearse algunos escenarios posibles cuando la carrera se celebrará en temperaturas más frías sobre todo en la alta montaña.
Los campeonatos mundiales de ruta y contrarreloj, habitualmente programados después de la Vuelta, serán seguramente un objetivo alterno a los protagonistas del Tour quienes tendrán menos de una semana para recuperar pues el evento de ruta élite es el 27 de agosto.
Después de las grandes la intención es darles prioridad a los 5 monumentos -- Milano-Sanremo, Tour de Flandes, Paris-Roubaix, Liège-Bastogne-Liège y el Giro de Lombardia-- y ahí entrará también el criterio y filosofía de los equipos para priorizar sus objetivos porque seguramente no habrá mucho tiempo entre estas clásicas y podrían traslaparse.
Creemos que algunas otras clásicas deberían reconsiderar si quieren ser reprogramadas este año, ya que la ausencia de protagonistas por otros compromisos podría dejarlas deslucidas. También hay que considerar que la UCI no querrá estirar mucho la liga porque ya las competencias en noviembre estarían desequilibrando el calendario de recuperación y preparación para 2021, lo cual inevitablemente tendrá que iniciar seguramente una o dos semanas después de lo acostumbrado.
En el calendario femenino se tiene contemplado el evento de La Course dentro de las fechas del Tour de Francia, aunque aun no se ha especificado la fecha. Comprendemos que no todos los eventos que quedaron en suspenso en el calendario femenino tengas quizás los recursos económicos para su desarrollo y será el 15 de mayo cuando se anuncie cual es el perfil oficial de competencia.
También están pendiente los eventos sub23 de peso en el calendario como el Bio Giro, el Tour de l’Avenir y las copas de naciones, así como eventos de prestigio como el Tour de Flandes y Paris Roubaix para esta categoría.
Pero el que se puedan manejar nuevas fechas le da al pelotón profesional una perspectiva de enfoque al confinamiento de una rutina atípica de entrenamiento bajo techo. En un acomodo distinto de las grandes quizás ha también otras opciones para corredores que quieren intentar un doblete Tour-Giro.
Aunque todo está sujeto a que en 4 meses se pueda arreglar una versión compacta de la temporada de ruta, también hay que esperar por la evolución de la pandemia. Pero para la psiquis del mundo del ciclismo una fecha confirmada del Tour es un bálsamo por ahora.
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